La variedad Caturra, cuyo nombre proviene del idioma indígena guaraní y significa "pequeño", fue introducida en Colombia en 1952, originaria de Brasil. Se cree que esta variedad surgió como una mutación natural de la planta de café Bourbon. Una de sus características físicas más distintivas es su porte enano. Este crecimiento compacto facilita su cultivo y manejo, especialmente en regiones montañosas o en áreas con espacio limitado.
Los granos de café Caturra son más pequeños que los de muchas otras variedades, pero se destacan por su tamaño uniforme, lo que facilita su procesamiento, secado y tostión. Esta uniformidad también contribuye a la consistencia en los perfiles de sabor, y Caturra es ampliamente reconocida por su acidez y cuerpo.
Caturra ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de otras variedades de café. Por ejemplo, sirvió como una de las bases genéticas para la creación de Colombia y Castillo, dos variedades desarrolladas para mejorar la resistencia a enfermedades manteniendo la productividad y la calidad. Estas variedades fueron diseñadas para enfrentar desafíos como la roya del café, pero deben gran parte de sus atributos de calidad al legado de Caturra.
En los últimos años, ha habido un renovado interés en Caturra debido a la naturaleza dinámica del mercado de cafés especiales. A medida que consumidores y tostadores buscan cafés únicos y de alta calidad, muchos productores han vuelto a variedades tradicionales como Caturra, experimentando con nuevos métodos de procesamiento —como fermentaciones prolongadas, procesos anaeróbicos o el método honey— para resaltar sus cualidades inherentes. Estas innovaciones han permitido que Caturra se mantenga competitiva en un mercado que constantemente busca tanto nuevas variedades como la recuperación de cultivares tradicionales.